“Amb Catalunya no s’hi juga”. Desacato de país en vísperas judiciales.

En resumidas cuentas, la deriva del catalanismo en esta década se inscribe en esa misma ola general de populismo en su doble versión, de rebelión –una traducción para revolta– de las élites (Christopher Lasch, 1996) o de nacionalismo de los ricos (Emmanuel dalle Mulle, 2017). Como ha estudiado la sociología, los acostumbrados a vivir mejor muestran una propensión a sentirse insatisfechos directamente proporcional a su bienestar y a su estatus. De ahí la necesidad de convocar a Anna Frank, Mandela o Gandhi; y a cuantos materiales puedan ser acaparados para dar plausibilidad a sus reivindicaciones victimistas.

Crónica Popular (30.09.2019)