Archivos del Autor: Joaquim Coll i Amargós

Diada 2023: Las 10 preguntas que debería hacerse el catalanismo político

Diada 2023: Las 10 preguntas que debería hacerse el catalanismo político

En definitiva, es necesario que vuelva un catalanismo afirmativo, autoexigente, claramente desacomplejado sobre el camino recorrido, optimista sobre el futuro de Catalunya y España y que no tenga miedo de mirar la realidad social catalana tal y como es. Planteadas todas estas cuestiones, que incluyen un gran número de derivadas, habría todavía una pregunta final: ¿Para qué cuestiones el catalanismo puede facilitar la aparición de espacios de consenso y acuerdo a la etapa posproceso que ya hemos iniciado?

El Periódico (11.09.2023)

Los 400 golpes

Los 400 golpes

Parece ser que los independentistas consideran como un derecho fundamental verter aceite o poner clavos en la carretera, lo que provocó diversos pinchazos entre ciclistas. Imagino que en la ominosa ley de amnistía que se prepara se incluirá un apartado para todas las gamberradas de los separatistas.

Crónica Global (29.08.2023)

Dénselo todo, y acabemos ya

Dénselo todo, y acabemos ya

Como PSOE y PP son incapaces de acordar nada entre ellos no tienen más remedio que fiar sus opciones al apoyo de las fuerzas soberanistas o separatistas

Los populares desearían hablar de la investidura con Junts porque, según González Pons, vicepresidente del PP, “es un grupo parlamentario que al igual que ERC, más allá de las acciones que cuatro personas, cinco, diez, las que fueran, llevaran a cabo, representan a un partido cuya tradición y legalidad no está en duda.” Junts ha pasado así de ser una fuerza golpista a un partido respetable. ¿Qué no estarían dispuestos los populares a concederles a cambio de esos cuatro diputados que les faltan, si no fuera porque la presencia de Vox desbarata todas las opciones, tanto con Junts o como con el deseado PNV? Mientras tanto, Pedro Sánchez se dispone a conceder la amnistía a Carles Puigdemont por pura necesidad, que no por convicción, pues de lo contrario ya lo habría hecho en la pasada legislatura. En definitiva, como PSOE y PP son incapaces de acordar nada entre ellos no tienen más remedio que fiar sus opciones de investidura al apoyo de las fuerzas soberanistas o separatistas. Y lo que ayer se decía que era imposible, como la amnistía, ahora ya no lo es, y se prepara el argumentario para justificarlo como un “bálsamo o alivio por las penas del procés” y la mejor manera para solucionar un problema de delincuencia política. La amnistía no llegará como resultado de un proceso de reconciliación entre las partes, con el separatismo haciendo algún acto contrición por sus tropelías, sino fruto del chantaje para obtener una investidura.

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Amnistía o reconciliación

Amnistía o reconciliación

Si el independentismo quiere un borrón y cuenta nueva tendrá que hacer algo para la reconciliación, empezando por pedir perdón al resto de los catalanes y dejar claro que no lo volverá a hacer

El debate sobre la amnistía centrará las negociaciones para la investidura. La única posibilidad de que Pedro Sánchez obtenga el sí de Carles Puigdemont es abriéndose a tramitar una ley en este sentido, que será recurrida por el PP ante el TC. Hay debate entre los juristas sobre su eventual constitucionalidad. Literalmente, la amnistía no está prohibida, pero hay importantes argumentos, como exponía Xavier Arbós, para interpretar que no es posible. Promulgar una amnistía política en democracia es una aberración, pues presupone que los delitos cometidos no eran tales. Una cosa es perdonar el castigo, a través de un indulto por criterios de interés general, y otra afirmar que no hubo delito alguno, ni tan siquiera de desobediencia. El Gobierno Sánchez ya borró la sedición en el Código Penal, lo que puede interpretarse como una amnistía parcial encubierta, y modificó el delito de malversación para rebajar el castigo, extremo que el Tribunal Supremo evitó. 

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A golpe de coyunturas

A golpe de coyunturas

Si Carles Puigdemont regresa a España sin ni tan siquiera ser juzgado por malversación y desobediencia se apuntará una importantísima victoria moral sobre la que levantará su resurrección política justo cuando parecía muy cerca de ser desahuciado por la justicia europea. Sánchez, con el fin de alcanzar una investidura en el marco de una legislatura que igualmente será complicadísima, de duración más incierta que la pasada, se dispone a regalar al separatismo más irredento, el que todavía sigue invocando el mandato del 1-O, un gran triunfo que volverá a situar a Junts en condiciones no solo de ganar a ERC, sino de vencer al PSC en unas autonómicas. Y así, a golpe de coyunturas, la democracia española camina de nuevo hacia el precipicio.

Crónica Global (22.08.2023)

Investidura o legislatura

Investidura o legislatura

Una cosa es que la derecha haya fracasado en su operación de derribo del sanchismo, y otra muy diferente que sea posible gobernar con los resultados del 23J

No hay que llevarse a engaño, los resultados del 23J no dan para gobernar. Una cosa es que Pedro Sánchez logre sacar de nuevo su investidura, y otra es que con ese conjunto de apoyos pueda afrontar una legislatura que no acabe interrumpida en cualquier momento. ¿Se puede gobernar dependiendo en todo y para todo de los 7 diputados de Junts? ¿Es razonable legislar con el rechazo permanente del Senado en manos del PP? Si en la pasada legislatura ERC ya actuó de forma caprichosa, solo hay que recordar su obstinado rechazo a la reforma laboral, que a punto estuvo de costarle la dimisión a Yolanda Díaz, depender ahora también del partido de Carles Puigdemont redobla la temeridad. ¿Se puede pensar en aprobar Presupuestos y legislar sin vivir en un estado de estrés permanente? Una cosa es que la derecha haya fracasado en su operación de derribo del sanchismo, y otra muy diferente que sea posible gobernar con los resultados del 23J. 

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Abordar la España plurilingüe

Abordar la España plurilingüe

Se necesita una ley de lenguas oficiales que cierre la querella sobre esta cuestión, reconozca los derechos lingüísticos de la ciudadanía y establezca las obligaciones de todas las administraciones

Todavía quedan muchas semanas por delante para que Pedro Sánchez afronte su hipotética investidura. Es pronto para saber qué puede pasar, ya que a priori no parece fácil que Junts vaya a entrar en una negociación que se ciña a cuestiones constitucionalmente posibles. Pero también es verdad que para Carles Puigdemont es muy tentador jugar a tener la llave de la gobernabilidad de España durante un tiempo, a fin de recuperar la hegemonía dentro del separatismo. Hasta entonces lo que tendremos son una sucesión de propuestas de cara a la negociación sobre las que puede valer la pena reflexionar. La primera ha sido realizada por Yolanda Díaz en nombre de Sumar sobre el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso. Se trata de un antiguo debate que, si no queremos que se convierta en otro frente de críticas por parte de las derechas, en la medida que se plantee como una cesión para contentar a los independentistas, ha de afrontarse de una forma global, que no se limite a la cuestión del uso del catalán/valenciano, gallego y vasco en la Cámara baja. Porque, en efecto, España necesita una ley de lenguas oficiales, que cierre la querella sobre esta cuestión, y reconozca los derechos lingüísticos de la ciudadanía y establezca las obligaciones de todas las administraciones.

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